sábado, 14 de febrero de 2015

Me duele la cabeza

Bueno: en realidad no me duele la cabeza, me duelen los pies. Me duelen de patear la calle y la realidad política de nuestro país buscando un político honesto. ¡¡Ilusa!! Si, lo se, ya lo sé... Es que este año es año de elecciones y yo quiero ser una buena ciudadana y votar. El problema es que no tengo a quién. Es tal la multitud de incompetentes, desgraciados chupópteros y chorizos dipomados y masterizados por extrañas e impronunciables universidades que me da fatiguita pensar en el voto. A ver si me explico: aquí teníamos el cupo de gilipollas y ladrones cubierto con el PPSOE, y claro, una buscaba la alternativa razonable. Pues no existe oiga. Sale el niño este de la coleta, coleta en contra de la cual yo no tengo nada, y parece algo nuevo.... Y todavía ni se ha presentado a las generales y ya le han sacado más trapos sucios que a mi cubo de la ropa en fin de semana. Por favor ¿es que no hay ni un solo político que no sea un ladrón o corrupto, o todo a la vez? Dice Horus que de qué me quejo. Que somos nosotros con nuestra pasividad y permisividad los que hemos consentido que este país tenga la mierda de políticos que tiene. Que lo que no entiende (y mira que Horus es equilibrado y si peca de algo es de ser demasiado pacífico), es cómo no nos hemos liado todavía la manta a la cabeza o a los riñones y no nos hemos tirado al monte con un AK-47 o un Kalashnikov.... o con un castizo CETME, que para el caso es igual. Y a veces pienso que tiene razón, que si algo somos es pasotas y así nos va. Y luego reflexiono y ya no pienso más, que si pienso mucho me duele la cabeza... Y los pies. Buenas noches