Increíble...

... pero cierto.

Los funcionarios de la cárcel de Picassent en Valencia barajan la posibilidad de manifestarse pacíficamente de una forma muy curiosa: irán a trabajar en bañador para protestar por la ausencia de aire acondicionado en las oficinas y zonas habilitadas para comer.
Esto sucede en una cárcel en la cual las celdas de los pabellones nuevos tienen televisores de plasma, hay salidas "terapéuticas" a balnearios para los internos, y el economato en donde dichos internos se surten tiene un modernísimo sistema de refrigeración.

O sea, que los criminales convictos viven a cuerpo de rey, fresquitos, a la sombra y con pantalla plana ¡jódete!, mientras que los encargados de vigilarlos se cuecen como huevos duros.

Esto es lo de siempre, pero claro, si se pone a trabajar a los internos, va en contra de la ley, salvo que perciban emolumentos por dicho trabajo, y al salir tengan derecho a cobrar el paro. Y yo, que ni robo, ni violo, ni mato a nadie (aunque ganas no me faltan, de matar, ojo, de violar no tengo necesidad, jejejejejje), ni tengo paro, ni visos de tenerlo si me quedo inactiva hasta el año 2010, siempre y cuando lleve cotizado como autónoma más de un año y patatín patatán, ya veremos qué dirán.

Y luego se quejan los gobernantes y mandamases cuando observan apatía en la población. Señores: no se trata de desidia porque sí, se trata de que estamos hasta los güitos de leyes que favorecen única y exclusivamente a los criminales en esencia, en presencia y en potencia.

Porque si no es así, díganme ustedes señores leguleyos a santo de qué se piden 18 MESES DE CARCEL (que no es moco de pavo) para una señora que, harta ya del comportamiento pre-criminal de su vástago de 15 años (todo un adulto para lo que quiera hacer el "angelito"), lo dejó una noche en la calle para que aprendiera modales. Todo esto después de haber solicitado en varias ocasiones ayuda de los servicios sociales debido a la actitud del tierno infante.

Ahora, éso sí, si le das una torta al niño, condena por malos tratos; si lo dejas a la intemperie una noche, condena por abandono. Deducción: deja que el capullo del niño te pisotee y así serás una madre ejemplar.

Pues no, nasti de plasti, señores, hasta la presente y mientras no me denuncien los vecinos (que todo puede pasar), si mi adorable retoño a la sazón catorceañero, saca los pies del plato y le tengo que arrear una torta, lamento mucho decir que se la arreo sin más remordimientos ni cargos de conciencia.

Claro que conociendo mi trayectoria vital y mis ideas (anticuadas seguro según algunos) respecto de la educación, ya procura el susodicho no pasarse de la raya más de lo admisible, a fin de no ganarse la reprimenda de rigor. De momento, aunque el tema de los estudios va nada más que regular, todavía friega los platos cuando le toca y me habla con el respeto debido a una madre.

Porque no hay que olvidar nunca que esta vida es una escalera. Se suben peldaños según se adquiere experiencia y autoridad, pero en el mejor de los casos casi siempre hay alguien más arriba. No soy partidaria de autoritarismos, pero sí que estoy convencida de que los hijos deben respeto y obediencia (no ciega, ojo, pero obediencia) a sus padres, al igual que se los deben a sus maestros, a las normas básicas de convivencia, etc.
Y también estoy convencida de que cuando falta ese respeto a los mayores y a los que están en el escaloncito de arriba se producen estas situaciones de caos en las que los hijos abofetean a las madres y estas no se pueden defender, sopena de ser acusadas de malos tratos y gilipolleces similares.

Decididamente, cuando los presos tienen más privilegios que los ciudadanos de a pie, algo falla en la sociedad, éso sí, somos muy modernos y muy "europeos".

Así nos va, señores, así nos va.

BdS