lunes, 13 de octubre de 2008

In Memoriam

Cansada ya de la crisis hoy me he puesto a pensar en la vida (vaya por dios, ahora me voy a poner metafísica).

Que mira que es puñetera, oye, y lo peor es que el final a veces llega cuando parecía que ya la tenías medio organizada.

El sábado murió una querida amiga, una chica de 43 años, separada y con dos hijas de veintipocos la mayor, y de diez u once la menor. Después de luchar durante años contra un cáncer que le fué arrebatando poco a poco la salud, el vigor, y la alegría de ver crecer a sus niñas. Después de trabajar y sacrificarse lo indecible para darles un techo digno y la mejor formación que pudo. Después de todo esto se llevó la felicidad de ver a su Tamara, su vivo retrato por cierto, con su carrera terminada y empezando a abrise camino en la vida. También se llevó la imagen de sus hija Miriam hecha "una mujercita" como ella decía. Lo último que pudo llevarse, supongo que desde algún sitio lo vería, fue la imagen de su familia y amigos llenos de tristeza y dolor por alguien que se fué y que debería haberse quedado un poco más.

Alguien que se fué demasiado pronto. Alguien que en su corta vida trabajó, luchó, ayudó a muchísima gente, y contribuyó en su parcela a que esta mierda de mundo fuera un poco mejor.

Entre los que lloraron su pérdida había gente de muchos colores, de muchas creencias y de muchos estamentos sociales. A ella nunca le importó ni la raza ni el pasaporte de la gente. Sólo valoraba si eran o no buenas personas, y si podían aportar algo a su vida, ella por su parte aportó mucho a las de todos los que la conocimos.

Ahora espero que no venga ningún pío individuo a explicarme que tal o cual dios lo ha querido así, y que el sufrimiento, blablabla, blablabla. Éso, si tiene argumentos para defenderlo, que se lo explique a sus hijas.

Yo estoy contenta en parte porque ha dejado de sufrir, porque ya no se le saltarán más las lágrimas cuando no pueda subir dos escalones sin su muleta. Porque ya no verá cómo su cochecito que se compró con tanto esfuerzo, tiene que conducirlo otra persona; cómo sus hijas tienen que ser atendidas por otra persona; cómo su pisito, tan lindo como lo tenía, tiene que cuidarlo otra persona.

También estoy contenta porque me cuenta Horus que en su caso la mediación ha sido muy fácil, que no había nada que negociar; ella, directamente y por derecho propio ha ido directa al lado bueno del más allá. A despecho de los que predican que "la paga del pecado es muerte", a ella la muerte prematura le sobrevino tras una vida de bondad. Y sus hijas recogerán todo lo bueno que ella sembró.

Descansa en Paz, Pepi.

1 comentario:

ISABELLA dijo...

jo... llevas unas semanas que lo que no te pasa a ti no le pasa a nadie.A veces se nos llevan justo a las personas que menos se lo merecen.
Desde Barcelona te mando un beso y un abrazo enooooooooooooooooooooooooorme con todo mi cariño, como siempre.
A ver cuando consiga un poco de tiempo libre y te pueda llamar.
besitos dulces.