miércoles, 8 de octubre de 2008

Paciencia... (II)

Porque si me pone de los nervios uno, ni te cuento el otro.

Señor, ¿por qué será que sólo tengo paciencia para hacer figuritas, dibujitos u otras artes manuales?

¿Cómo puede ser una persona (yo), capaz de tirarse 4 horas con un libro, o dibujando, o desmontando un tocadiscos, y luego ponerse del hígado a la primera de cambio por mor de una tarea inacabada?

Desde luego, lo que cada vez tengo más claro es que la culpa es en gran medida, mía.

Si el otro día os contaba de mi hijo pequeño, el tranquilo, hoy vengo histérica por el mayor.

Si se habla objetivamente, no hay reproche sobre él (salvo un poquito de malhumor crónico, jejjejeje). Por la mañana se va a la facultad, mal que bien, terminará su carrera en un año y medio o dos. Por las tardes trabaja en el negocio familiar para evitar que la mami contrate a nadie más (por la cosa de la crisis), y también para no ser un zángano y poder ganarse por sí mismo el dinero que lleva en el bolsillo; que a fin de cuentas sale de las arcas familiares. En sus ratos libres, aparte de ser una de esas personas que gusta de leer, pintar, y tragarse buenas películas es también de los que mantienen amigos de toda la vida, que le quieren y aprecian sus virtudes.

Vamos, que si lo pido por encargo no me sale mejor. Pero este hijo mío, tiene tantas cosas que hacer al cabo del día que al final alguna se le queda a la mitad.

Y ahí es cuando yo me pongo verde. A fin de cuentas a mí me pasa lo mismo. Únicamente la férrea disciplina que impone el hecho de ser madre consciente, me impide saltar de una tarea u hobby a otra sin solución de continuidad. Si mis criaturitas no comieran en casa mañana, seguramente yo dejaría esta tarde-noche la comida a medio hacer para dedicarme a tareas más amenas (tengo dos espejos en proceso de decoración). Y si no tuviera que poner la lavadora a lo mejor volvía a ver una de las maravillosas películas que tengo grabadas.

Pero no se puede. Hay que terminar lo que se empieza y luego empezar algo nuevo. Éso es lo que me gustaría que entendiera.

Como siempre Horus defendiendo a los niños salta con que ya quisieran muchas madres que un "niñato" con 21 años fuera consciente de la crisis que nos ataca a los profesionales independientes y pequeños empresarios. Que muchas de mis amigas darían lo que fuera por tener su casa en pie sin tener que gastar un buen pico de su sueldo en alguien que se la cuide. Y como siempre, la culpa la acabo teniendo yo por inculcar a mis hijos demasiadas curiosidades.

Pues no, señores, me niego a admitir esa culpa. Decididamente prefiero que sean inquietos por demás (aunque tranquilos físicamente, como el enano), antes de que sean abúlicos. Prefiero que tengan ansias por saber, por comprender y conocer, antes de criar bultos que por nada se interesan y que nada intentan.

Creo que a partir de ahora, y reflexionando sobre mí misma, voy a cambiar el chip. Voy a dejer que se enreden y desenreden a su aire, voy a dejar que ensayen y fallen. Voy a dejar que aprendan de sus errores. Que lleguen de una vez por todas a conocer sus capacidades y sus limitaciones.

Eso sí, el sábado, se pongan como se pongan, sus habitaciones tienen que estar impecables, jejejjej

BdS

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola jefa...

Date con un canto en el pecho... mejor con dos, uno, por cada “problema” que tienes.

Te daría muchos consejos, pero no valdrían de nada, por que seguirás preocupándote, es tu misión pero por lo que cuentas, hay buena base y el camino que te queda te resultará mas fácil, a ti, aunque te preocupen sus “defectos” y a ellos, que valorarán tu esfuerzo.

buena noche cielo...