Buena Muerte

Buena Muerte. En Málaga, mi tierra adorada, este nombre evoca una talla preciosa que se procesiona el Jueves Santo, a cargo de la cofradía del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Serñora de la Soledad, más conocida como "La Legión" o "Mena". Dejando aparte el transfondo religioso, (que cada cual juzgará según su óptica de creyente o descreído), todos y cada uno de los actos que performa esta cofradía durante la Semana Santa son algo digno de ver de verdad.

Pero yo no iba a este capítulo. Yo iba al capítulo de otra muerte. Una muerte que al parecer ha dado mucho que hablar, y mira tú por dónde, yo hasta hoy no me había enterado. (Entre mi despiste, mi poco tiempo de ver tele, y para remate la obra, es que ni los periódicos he leído, oigan).

Al paecer una concursante de uno de los "reality shows" hoy en día tan al uso, estaba gravemente enferma. Y la mujer ni corta ni perezosa, no sólo se apuntó al concursito de marras (de donde ya se sabe que gana más el que sale con más polémica, que el que a la postre lo gana), sino que además vendió exclusivas sobre su enfermedad, su tratamiento, su boda, su agonía y casi, casi su muerte en directo.

Al parecer tambien, se va a retransmitir su funeral. Algo que ha hecho poner el grito en el cielo a media Inglaterra, lo cual me trae al pairo, si quieren gritar los hijos de la pérfida Albión que griten, a mí plin, yo duermo en Pikolín.

Pero no sólo a ellos medio mundo se enzarza en la discusión de si es adecuado o no, de si es correcto o no, en fin, medio mundo está en la disyuntiva de aplaudir su habilidad para generar dinero (que a fin de cuentas, va a ir a parar a sus hijos, a los que les vendrá muy bien) o por el contrario lapidar su memoria, ya que ella no estará presente, más que de cuerpo ídem, por esa misma habilidad.

Opina Horus, que como siempre que se trata la muerte, el tránsito, y circunstancias similares se pone de un místico que acojona, que esa aversión a hablar sobre el mentado momento que sufrimos los occidentales a él le suena a chino. Vamos, más jeroglífico que los que describen su papel en el mundo de ultratumba. Que en su época y en su cultura se publicitaba la muerte mucho más que ahora. Que tele no había, vale, pero que las paredes de cualquier muro egipcio son una necrológica de lo más elaborado.

Que ni pasaba ni pasa nada, y que en su tiempo todo el mundo hacía dinero a costa de la muerte, es más, sólo se hacía dinero a costa de la muerte, puesto que para muchos currantes su gran esperanza era que un faraón, una de sus esposas, o cualquier otro noble decidiera empezar a construir su monumento funerario, que allí seguro que pillaban cacho.

Y que la "crónica de sociedad" también estaba a la orden del día, claro que era mucho más difícil grabarla a base de martillo y cincel que publicarla en el "Hola". Pero que si cabe alguna duda, que nos pasemos por Gizeh, o Giza, y echemos un vistazo.

A mí me parece pelín morbosillo el tema, pero como siempre, también en este caso abogo por la libertad individual. Si hay gente que paga por verlo, tonta yo si no cobro.

Ustedes dirán.

BdS