Limosnas no, gracias.

Un céntimo al mes para una mujer operada de la cadera, por cuidar de su marido invidente, como cuidadora no profesional.

A ver, a ver. Si a mí me ofreciera la Generalitat (como es el caso), la Junta de Andalucía (como sería el hipotético mío) o San Serení del Monte en cualquier otro, un céntimo al mes por cuidar de alguien, probablemente le mandaría a hacer puñetas, dicho ello en un lenguaje mínimamente elegante.

Posiblemente le mandaría a otro lugar más oscuro y maloliente, fijo que sí. Claro que como me apunta Horus, hay que leer la letra pequeña.

Resulta que la familia ya recibe una prestación por gran invalidez, y no se pueden recibir dos prestaciones por un mismo concepto. Cosa que es cierta, y que además está muy bien: no se debería dar el caso (aunque lamentablemente se da de vez en cuando), de que una familia reciba dos pagas por una misma circunstancia y otra no perciba nada.

Visto así, resulta que el céntimo mensual es la diferencia entre lo que debería recibir la esposa-cuidadora por su labor a tenor de la Ley de Dependencia y lo que ya recibe de la Seguridad Social.

Puestos a poner los "poneres", me gustaría poner sobre el tapete la realidad pura y dura. Esa familia recibe una prestación que les permite vivir dignamente. Esa señora jamás ha trabajado fuera de casa y siempre ha cuidado de su marido, es decir, no ha visto mermados sus ingresos, ni incrementadas sus tareas cotidianas. No venga ahora también a ver si cuela lo de la Dependencia. Dejen que esta nueva prestación tan denostada, vaya a parar a madres de familia que dejaron de percibir los ingresos de su trabajo por atender a un niño enfermo. Dejen que vaya a parar a familias donde ambos tienen que trabajar para sufragar los gastos de un inválido. Dejen que vaya a parar a hijos abnegados que no quieren ver a sus mayores en un asilo y reclaman la ayuda para tener a alguien que les atienda en su propia casa cuando ellos no pueden (la familia de la noticia ya contaba con ayuda domiciliaria aparte de la pensión).

Dejen señoras y señores, en suma, que se reparta lo más equitativamente posible. Por supuesto que siempre habrá quejas y desacuerdos, pero dice un refrán, que por sabio lo es más: "cuando el río suena, agua lleva". Antes nadie hablaba de las prestaciones a los Dependientes, nadie criticaba la Ley de Dependencia. ¿Sabéis por qué?, pues sencillamente, porque no existía.

Ahora, buena o mala, siempre mejorable, la tenemos. O sea, que hay algo que recibir, poco o mucho. Algo se ha hecho, y aunque no esté perfectamente hecho, al menos está ahí, se puede solicitar, y puede ser concedida dicha ayuda. Siempre se podrá uno quejar: que si es poco, que si está mal distribuida, que si no alcanza.....

Claro que dice otro refrán: "Nunca llueve a gusto de todos"

Al menos ahí está. Y no lo estaba antes. Y además ahora, si no nos parece bien, nos podemos quejar, que no es poco.

Ahora, éso sí, limosnas no, gracias.

BdS