martes, 10 de marzo de 2009

Memorias II

Je, je, je, como si fuera yo la Pantoja o un algo.

Pues sí, se me avivan los recuerdos.
El juego ése del quemado aquí era el mate. Por otras partes tiene otros nombres pero la esencia del juego daba mucho de sí.

Allí en el Rincón la psicología del tal juego era la siguiente: se elegían (más o menos por aclamación popular) a los capitanes de ambos equipos. Aquí ya empezaba el intríngulis, porque normalmente eran los eternos amigos-enemigos que se reconocían sus fallos y sus virtudes, se odiaban cordialmente, y en nuestro caso era más complicado aún. En nuestro caso y nuestra pandilla, habitualmente Carlos (nombre real y que corresponde a mi primer amor-desamor) capitaneaba un equipo, y yo el otro. Si él elegía primero cogía a Merche, que era de las mejores sólo para fastidiarme, pero entonces yo cogía a Manolo, que como te acertara, te lesionaba fijo.

Si yo cogía a mi hermana que era canija y escurridiza como una angula y no había quien le diera, entonces el cogía a Gregorio, que tres cuartos de lo mismo....

Normalmente terminábamos después a tortas, o cabreados, o similar. Porque siempre había quien se quejaba de que el otro había dado "pié" (no valía golpear bajo la rodilla), o porque las niñas que teníamos una mala leche de impresión, siempre tirábamos allí donde a los niños les costaba más trabajo parar el balón que protegerse, jejejjeeejje.

La cosa no iba a mayores (o sí, depende de cómo nos cogiera el cuerpo), y siempre había un momentito para hacer las paces (vulgo: irse al campo). Ya tonteábamos, y era curioso que diez minutos después de hacer el bestia con un balón, tuviéramos ganas de hacer otras cosas (o de probar a ver cómo se hacían) y siempre, curiosamente, con alguien del equipo contrario.

También tenía miga el juego de las prendas, o el de la botella, y el que diga que no ha jugado nunca, miente como un bellaco. En este juego la mala leche la ponía normalmente el que hacía de "madre", o sea, el que imponía la prenda a pagar. Como te tuviera un poco de ojeriza (de gato, decíamos entonces), siempre procuraba que fulanita, a quien le gustaba menganito tuviera que besar a zutanito, mortal enemigo de aquél. O que zutanito, que estaba frito por bailar con menganita, tuviera que hacerlo con fulanita, mientras que menganito lo fulminaba con la mirada.

Besos inocentes aquéllos, a veces no tan inocentes, pero desde luego, como decía Josanga, a nadie se le ocurrió jamás la estupidez de irse por los cerros de Úbeda con sórdidas historias de acoso o gilipolleces por el estilo.

Era parte de nuestro desarrollo como personas, teníamos que aprender lo que teníamos enfrente (que no enfrentados) y lo que había a nuestro lado, que a veces era mucho más peligroso.

Teníamos que equivocarnos y corregir las maniobras hasta dar con la tecla adecuada.

Y me dice Horus que no me va a llevar la contraria, porque él, que tantísimos siglos ha visto está asombrado. Está asombrado de ver cuánto niño y niña anormal y desviado de su rumbo natural hay hoy en día.

Que por un lado observa esa sobreprotección de la que hablábamos, que impide a los niños que les sangren las rodillas ¿dónde están las pinturas de guerra que lucíamos orgullosos a base de mercromina de la buena?. Y por otro lado los niños de este tiempo están hiperdesarrollados en determinadas cosas.

Cree Horus, y yo también, que hemos equivocado en parte el sentido de la niñez, que no es sino preparación para la adolescencia, ésta para la juventud, y ella a su vez para la madurez. Sin prisas pero sin pausa, siempre adelante, experimentando y conociendo de primera mano. Temblando por el primer beso, no tanto por la emoción, sino porque si te pillaba tu madre o tu padre la cagaste Burt Lancaster. Comiendo chicle de menta a dos carrillos para disimular el olor del primer cigarrillo o de la primera cerveza. Cosa absurda por demás, porque en cuanto llegabas a casa, tu madre normalmente que parece ser que tenía un detector de olores en la nariz que ya quisieran los del CSI te espetaba: ¡qué! ¿ya has fumado?.

En fin, un ritmo de crecimiento natural. No como ahora, que los niños con tanta red y tanta maquinita aprenden a relacionarse a base de: XD, ;) (.)(.), en vez de tocarles el culo a las niñas como toda la vida de dios.

Una es que es muy antigua, pero no cabe de duda de que todo tiempo pasado fue..... anterior, y diferente, y para mí mucho más jugoso.

Ustedes dirán

BdS

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayyyyyyyyy, jefaaaa!
Te leo y me emociono... Tanta agua entre nosotras, tantísimos kilómetros de distancia, tanta palabrería diferente... Y jugábamos los mismos juegos!!!
...Hacíamos las mismas cosas y parece ser que tu niñéz fue tan felíz como la mía...
Ahí te va mi abrazote, amiga.
Me voy a leer un poco, que hace mucho que no entro a tu blog (disculpas...)
Besos para tooo el mundo!

Mabel.

Anónimo dijo...

El juego de la botella o las prenditas... con la pandilla, quinceañeros, en la playa de las canteras las 7 de la tarde con perritos caliente y “bayabaya”.
Descubriendo la adolescencia, diciendo adiós a la niñez, pues sí, antes hacíamos la teoría y después la práctica... ahora van directamente a la práctica.
Aunque lógicamente, no tienen la culpa... viven su tiempo bien distinto al nuestro.
Chicle “dowblemin” (el bazoca pasó a la historia) cigarro Lark largo (el cupachup también) minifalda, la banana en los ojos, pecas pintadas, la toga recién hecha, las uñas cada una de un color diferente y cuanta chatarra hubiera en mi joyero de fantasía. Ahhh... y unas gotitas de “lavanda puig”... ahora tocaba franquear la puerta de la calle sin que mi madre me viera, pero la jodida me olía... “mira como va tu hija, toda pintada con esa minifalda” le decía a mi padre y mi padre le contestaba... “me recuerda a ti”. Vía libre.

La primera peli que vi con mi “pretendiente”, aun no éramos novios, fue “love story” y por supuesto... en la última fila del cine... como la canción de Sabina (todavía llevaba calcetines) ohhh!!! Sabina, cuántos recuerdos!!


buena noche corazones y felices sueños...

Anónimo dijo...

Al hilo de Memorias...

Hoy, 11 de marzo, y cinco años después, un recuerdo emocionado y una rosa roja a aquellos 911 "curritos" muertos por esa barbarie terrorista en la que estamos sumidos de matar por matar... A ellos nuestro recuerdo.
No olvidamos aquel 11-M de 2004.

Anónimo dijo...

http://blogs.20minutos.es/revelados/post/2009/02/13/maldito-y-bendito-monumento

En relación a la mención que hizo Josanga y perdón por rectificarte, pero fueron 197 personas las fallecidas.
Por favor, que mañana en los telediarios no vuelvan a emitir esas imágenes que durante horas y horas toda España vio, volvió y aún verá durante muchos años.

Griselda dijo...

antigua???? vieja... vieja que como diria la tita... antiguo es el comedor de su madre... las personas somos viejas....jajajajajajaja me encanta esa frase... cada vez que la recuerdo... me la aplico...

Pues si... creo que la bendita quemada era exactamente igual aca... y la botella.... mi madre!!! pero saben que??? nunca me toco que me besara nadie!!! ...creo que estaba demasiado flacucha... y el pelo!!! señores (as) lo hubieran visto!!! parecia de escobeta... ahhhh pero eso si!!! me sentia bella como una estrella...
que lindos recuerdos.... continuara....

P. D. Mi sentido recuerdo tambien para los 197...y una oracion... que yo todavia soy creyente.

Buenas noches