Jeje, éso es lo que somos al fin y al cabo, unas chiquillas. A pesar de la edad. A pesar de los pesares..... a pesar de lo que a veces criticamos a los adolescentes, mira tú por dónde.
Resulta que ayer tuvimos comida en familia. Ya vais conociendo a mi familia y sabéis todos que nos gusta una juerga más que a un tonto un palote. Así que hay que celebrarlo todo, y ayer decidi cocinarles una exquisita comida (buena cocinera que es una, modestia aparte, jejejejjeje), y después claro está, vino la copita (más bien copitassss)
Otra de las cosas típicas de las celebraciones cómo no, son las fotos, y ayer nos dedicamos a tomar imágenes de los peques ¡con los teléfonos móviles! Que conste que yo soy de las que opina que las fotos se hacen con la cámara y que el teléfono es para llamar, pero no teníamos máquina a mano, y para un apaño valen los otros cacharros, esos terroríficos inventos del maligno también llamados teléfonos móviles.
El problema no estuvo tanto en sacar las fotos como en intentar compartirlas con el malhadado bluetooth de las narices. Dejo aquí bien claro que soy una absoluta inútil para manejar cualquier teléfono que no esté conectado a una roseta telefónica como dios manda. ¡Tengo problemas hasta con el inalámbrico de mi casa!
Pues henos allí a mi madre, mis dos hermanas, mi sobrina y una servidora liadas con los cacharritos. Que si mi teléfono ve al tuyo y el tuyo a mí no. Que yo veo a mamá pero no a ti.¿Por qué porras yo no veo a nadie?
Sin exagerar puedo deciros que estuvimos más de una hora dale que te pego al tema.¡Y me quedé con las mismas fotos que tenía! O sea, las que yo había tomado, y ni una más. Mi sobrina con 8 años maneja mejor el móvil que yo, pero muuuuuucho mejor. Y en ello estábamos cuando soltó mi mami: mira, con lo grandes que somos y luego nos extrañamos de que los chavales se pasen horas con el móvil.
¡Digo si entretienen! Así que he llegado a la conclusión de que estamos hechas unas chiquillas. Vamos, que ayer (salvando las patitas de gallo y el hecho de que ninguna baja ya de los "taitantos"), cualquiera nos hubiera tomado por una pandilla de jovencitas compartiendo las fotitos de algún guaperas del barrio o peor aún, pasandonos los tonos, politonos, coñazotonos de cualquier serie de televisión llena de adolescentes pseudo pijos traumatizados por el desamor de un "profe" del "insti".
Me dió hasta un poquillo de coraje, oye. ¿Cómo es que mi hijo puede llenar su teléfono de cosas de todo tipo, y yo soy incapaz no ya de enviar, sino incluso de recibir correctamente una puñetera foto?
Me dice Horus que es normal, que ellos han nacido y crecido con el móvil, el ordenador, al igual que nosotros lo hicimos con la bici, la guitarra o la radio. Que cada generación se va desarrollando con la tecnología a su alcance, y me recordó también aquel dicho tan cierto: renovarse o morir. No podemos anclarnos en la convicción de que cualquier tiempo pasado fue mejor, aunque algunos aspectos de la vida nos gustasen más. No podemos dejar de avanzar, puesto que es inherente a nuestra naturaleza el aprender, el evolucionar, en una palabra, el seguir adelante.
Y como muestra un botón, más bien la joya de la corona. Una persona a la que yo quiero y admiro mucho, y ella lo sabe. Maestra de su tiempo, cuando contaba con mi edad se estaba reciclando en la universidad haciendo una especialidad de magisterio distinta. Se enganchó al tren de la tecnología, y aunque lo del bluetooth de la leche no es, decididamente, lo suyo.......¡Ponedla delante de un ordenador! !Seguro que es capaz de enseñaros algo sobre internet! Por lo menos estoy en condiciones de aseguraros que os organiza un viaje a la voz de ¡ya!, incluídas las reservas, los billetes,y si se tercia, un guía.
¡Lo dicho madre, que estamos hechas unas chiquillas, jejejeje!
¿Y ? ¿Seremos capaces de seguir avanzando al ritmo que marcan los tiempos? Creo que cada vez nos resultará más complicado, aunque claro está, siempre podemos preguntarle a algún adolescente o "terrible enfant" que tengamos a mano, jejjejej
BdS
DESENGAÑO
Hace 12 años